Sin que te hayas percatado de lo que ocurre en el interior de tu cuerpo, el cigoto o huevo fecundado, despliega un desarrollo gradual, continuo y ordenado; empezó a dividirse hasta tener el aspecto de una mora por lo que al bebé en esta etapa se le llama “mórula” y ya tiene 64 células. La mórula se puede ver a simple vista es del tamaño del puntito que deja un lápiz en una hoja de papel!!!!
Tu cuerpo acoge a tu bebé de manera prodigiosa. Las paredes interiores del “útero” se encuentran preparadas con abundantes vasos sanguíneos que puedan nutrirlo. Ahora tu bebé recibe el nombre de “blastocisto” y se hunde enterrándose generalmente en la parte superior del útero aferrándose a tí quien desde su concepción eres su seguridad y su protección. A este proceso se le llama nidación.
Las células del blastocisto se dividen en dos grupos, unas para desarrollar al bebé tomando el nombre de polo fetal y otras para formar la placenta, al saco amniótico y al cordón umbilical, tomando el nombre de polo placentario.
Es un verdadero milagro llegar hasta aquí, sabemos que en el 25% de los bebés no lo logran, siendo expulsados junto con la siguiente menstruación habiendo pasado por la vida inadvertidamente, incluso para su madre.