Todavía no eres consciente de lo que ha ocurrido ya que mientras tu marido y tu juntos permanecían abrazados, millones de “espermatozoides” que él depósito en el interior de tu vagina buscaban frenéticamente encontrarse con tu “óvulo” y sólo uno de ellos lo logró. En tu interior se inició la vida de tu bebé en el momento en que su espermatozoide se fusionó con tu óvulo creando una nueva vida humana con una primera célula con 46 cromosomas (23 de papá y 23 de mamá).
El espermatozoide elegido encontró al óvulo dentro de una de tus “trompas de Fallopio” y ahí se unieron su núcleos quedando completo el “genoma humano” de tu bebé. En este momento se le llama “cigoto” o huevo.
De inmediato ésta primera célula comenzó a viajar hacia el “útero” o matriz, al mismo tiempo empezó a dividirse hasta tener el aspecto de una mora por lo que al bebé en esta etapa se le llama “mórula” y ya tiene 64 células.
En tu ”ovario” quedó una cicatriz al liberar al óvulo que se llama “cuerpo amarillo” el cual se encarga de que tu organismo produzca la hormona de la maternidad llamada “progesterona” que sostendrá al embarazo hasta que la “placenta” la releve de esta vital función.