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“La familia es la primera e insustituible educadora de la paz”

Nuestro mundo actual, marcado gravemente por la violencia, el crimen organizado y la impunidad, es una gran preocupación porque todos anhelamos fervientemente la paz. Tus hijos necesitan aprender lo que significa vivir en paz, sentirse acompañados, comprendidos y felices. El tiempo que les dediques será directamente proporcional al aprendizaje de los valores humanos que llevan a la paz, pues en la vida familiar todos los acontecimientos son una oportunidad para mostrarles como celebrar una acontecimiento, como vivir una pena, como perdonar al que te ofende, como jugar sin trampas divirtiéndose sanamente y como vibrar cada día al entregarte a tu misión de madre por amor.

La presencia activa de la madre y del padre en casa interactuando con sus hijos garantiza que en la vida familiar ␣sana␣ se experimentan los elementos esenciales de la paz: la justicia y el amor entre hermanos, la función de la autoridad manifestada por los padres, el servicio afectuoso a los miembros más débiles, porque son pequeños o están enfermos, la ayuda en sus necesidades básicas de alimento, vestido y morada digna, la disponibilidad para acoger a los nuevos hermanos que llegan a la familia y si fuera necesario, incluso la reconciliación y el perdón.
Y es que lo que se vive dentro de la familia repercute en forma directa en la sociedad, para bien o para mal, ya que como todos sabemos la familia es la célula primordial de la sociedad. En la familia se puede experimentar la paz al vivir amándose unos a otros de forma incondicional y esto se da en la convivencia diaria. De esta manera muchas familias que viven en paz, formarán una sociedad pacífica y feliz.

Tenemos que voltear la mirada a la familia si queremos construir la paz verdadera y esforzarnos por evitar a toda costa la violencia cometida dentro de la familia, concretamente los gritos, los insultos, las envidias, el egoísmo, el abandono, los golpes físicos y el sometimiento psicológico. Todo ello genera ansiedad, miedo, división, odio, indiferencia, tristeza y aleja a todos los miembros de la familia de la felicidad que tanto desean encontrar.

Por ello planear y realizar actividades en las que todos participen vigilando la manera de hablar con cariño y respeto, buscando ayudar al que necesite algo en casa y transmitir a los hijos el código de convivencia moral elemental ayudándoles a distinguir el bien del mal. Decirles que robar, matar y mentir es malo así como asegurarles que respetarse, quererse, ayudarse, hacer favores, compartir sus juguetes y perdonarse, son cosas buenas que nos traen felicidad.
Y es que el tiempo que pases con tus hijos te permitirá cultivar todo aquello que promueva la unidad y la armonía en la familia la cual debe estar al servicio de la paz. Así serás una solida referencia para tus hijos que absorben y aprenden de los gestos y miradas de mamá y papá, antes incluso que de sus palabras. Así tus hijos serán felices porque al haber sido amados serán capaces de amar y de buscar la reconciliación y la paz. Privar a tus hijos del tiempo precioso de convivencia con ellos, siendo una modelo de cómo vivir en paz, puede resultar en un problema serio pues si muchos padres hacen lo mismo se activa una reacción en cadena negativa pues al haber falta de paz en la familia, lo habrá también en la sociedad, al debilitarse la principal agencia de paz que es la familia.

Una familia vive en paz cuando todos sus miembros son generosos y se mantienen unidos, favoreciendo la convivencia armoniosa, haciendo felices a los demás