La Organización Mundial de la Salud recomienda para la salud de la madre y del bebé que al momento del nacimiento el recién nacido permanezca en contacto piel a piel con su madre e inicie en la primera hora la alimentación al seno materno. Con esta práctica, la madre produce el pico mas alto de occitocina en su vida lo cual le ayuda a expulsar la placenta espontáneamente así como a que la matriz se contraiga evitando un hemorragia.
El mejor hábitat de un bebé recién nacido es su madre: la huele, la siente, la escucha y ella lo calienta y lo alimenta.
Este momento especialísimo también es de suma importancia porque favorece el vínculo de apego entre el bebé y su madre. Y es que el bebé abre los ojos, reconoce la voz de su madre y se encuentran cara a cara por primera vez, ambos hacen contacto visual produciendo cantidad de hormonas que favorecen el apego entre los dos, indispensable para establecer los primeros lazos de amor.